Si tu lista de tareas fuera realmente útil, ya habrías terminado todo lo que hay en ella

PRODUCTIVIDADGESTIÓN DEL TIEMPOFOCONEUROPRODUCTIVIDAD

2/20/20251 min read

a close up of a water droplet with a blue background
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Pero aquí estamos, otro día más, con una lista eterna que crece más rápido de lo que tachas.

Empiezas el día con la mejor intención, pero terminas haciendo lo más fácil, lo más urgente o lo primero que alguien te pida por Slack.

Porque el problema no es la gestión del tiempo. Es la gestión del enfoque.

Prueba esto en su lugar

En vez de una lista de tareas infinita, divide tu jornada en bloques de enfoque.

Ejemplo de estructura de bloques:

9:00 - 9:45 → Estrategia y planificación (antes de que te arrastre la vorágine del día)

10:00 - 10:30 → Resolución de tareas rápidas (las que realmente tocan, no las que te lanzan en un email)

11:00 - 12:30 → Trabajo profundo sin interrupciones (sí, sin mirar WhatsApp)

¿Por qué funciona?
  • Menos estrés, más control: Adiós a la sensación de apagar fuegos todo el día.

  • Energía protegida: Saltar de tarea en tarea como una ardilla con cafeína cansa.

  • Priorización real: No es "¿qué hago ahora?", sino "¿qué merece un espacio en mi agenda?".

La clave: el respeto a tu propio enfoque

Si dejas que te interrumpan sin control, que la dispersión gane o que cualquier urgencia ajena se cuele en tu agenda, el problema no es la falta de tiempo. Es que estás regalando tu atención sin darte cuenta.